La Maestra Particular


La Maestra Particular
“Dar amor, constituye en sí, dar educación”.
Eleonor Roosevelt
“La educación es, tal vez, la forma más alta de buscar a Dios”
Gabriela Mistral
Las clases particulares de apoyo escolar  son tan antiguas como  la escuela misma.
Hoy ni siquiera se nombra a la Maestra, el “voy a Particular o el “nene/a va a Particular” lo resume todo.
En nuestra época de la escolaridad primaria, (sin preescolaridad y con una de las Escuelas primarias que solo llegaba hasta el 4ºGrado) la Maestra era quien, solitaria, ocupaba el centro de la escena, imposible imaginar los equipos interdisciplinarios de hoy dia, que abordan desde distintos ángulos la compleja problemática de la escolaridad de estos tiempos , que muestra la evolucion que ha tenido  la enseñanza en las ultimas décadas.
Todo era más simple o así se nos aparecía ante nuestra visión y comprensión de niños, por ello no teníamos noción clara del por qué algunos de nuestros  compañeritos/as concurrían a clases particulares fuera del horario escolar.
Por entonces, en Mitre y 9 de Julio, vivía un matrimonio de Maestros dedicados a la enseñanza particular, cuya vivienda contaba con un salón ubicado en la esquina, que era utilizado como aula, contando con sendas hileras de pupitres y el correspondiente pizarrón, que nuestra curiosidad de niños podía avizorar fisgoneando a través del vidrio de sus ventanas, que una vez finalizada la clase, pasada la media tarde el Maestro cubría con los postigos externos. Eran sus últimos años, por allí pasaron muchísimos niños y niñas de familias que podían hacer frente al costo que ello significaba, no siempre al alcance de todos.
Para los años 50, cerraría sus puertas, el matrimonio de Maestros se ausentaría de Chillar y el Aula daría paso a la Despensa de Don Torcuato Lenzi.
El vacío fue llenado por algunas de las Maestras, ya lo venían haciendo en sus horarios libres, que, en ese entonces, mayoritariamente provenían de ciudades cercanas como Tandil o Azul, permaneciendo en la localidad de lunes a viernes .al poco tiempo tomaría la posta quien fue por eso años, la Maestra particular por excelencia.
Maestra, sin título, maestra de “alma” con mucha vocación y condiciones innatas para la difícil misión de educar y trasmitir conocimientos.
Incontables han sido los niños y niñas que aprendieron y se formaron bajo su tutela, tanto en la enseñanza de apoyatura escolar como en la catequización de niños en la Parroquia.
Y aquí vale recordar el refrán que dice que «vale más un ejemplo que mil palabras».
 Fue un ejemplo para todos ellos y también para quienes tuvimos la fortuna de tenerla por compañera (me incluyo) en el primer intento de Educación Secundaria, una alumna sobresaliente que nos marcaba el camino   y/o como una hermana mayor dentro del Grupo de jóvenes de la Parroquia.
No puedo obviar que dedicó parte de su valioso tiempo, desinteresadamente, para que quien esto escribe se preparara adecuadamente para rendir el examen de ingreso a una escuela de la Armada, para lo cual puso a mi disposición sus carpetas de Ingreso a 1er año, de una prolijidad y pulcritud envidiables.
Afortunadamente, Chillar pudo contar con una Escuela Normal, lo que le permitió  cursar para adquirir el Titulo de Maestra, formando parte de la Primera Promoción de Maestros de la Localidad en diciembre de 1966.
Es hora de develar su indentidad: Norma Elsa Bulian, en ella recordamos a los integrantes de la Primera Promocion de Maestros y a todas las Maestras y a quienes no lo fueron   que dedicaron  su tiempo con vocación ,entusiasmo y sobre todo  mucho amor a la enseñanza  particular.

De Izq a Der: Mabel Rodriguez,Roberto Diorio,Irma Orsi,Carlos Vidal,Stella Maria Derbes,Ruben Masson,Olga Vivarelli,Roberto M.Basile,Elsa M.Orsi,Fernando Urlezaga y NORMA E:BULIAN
Catequista ;a la Der. Norma E.Bulian






2 comentarios:

Habilidades Tutoriales dijo...

Hermosa semblanza de un rol protagonico en la formación de varias generaciones chillarenses, incluso hasta hace unos pocos meses cuando sería lo esperable en esa etapa de su vida pero no se puede dejar de amar la vida y de eso se trata, de amar a quien es necesitan saber.
Tan bien fue, junto con mi madre (su hermana) quienes me enseñaron a leer y escribir adelantándome al al ciclo escolar.UNA GRANDE en todo sentido. Gracias Américo por este merecido homenaje . Daniel Flecha

Anónimo dijo...

Adhiero a lo escrito por Daniel y reafirmo con gratitud y mucho cariño la tarea cultural, esforzada y casi siempre sin percibir ingreso
alguno que realizó Norma Bulian.
Una mujer ejemplar que siguió su noble vocación desde muy joven y hasta logró ser parte de la primera
promoción de maestros de Chillar