Pbro. José Giunta,aspectos de su estancia en Chillar

Dos meses después del fallecimiento del Pbro. Jose A. Carballo,el 12 de noviembre  de 1953, asumía como nuevo párroco el Pbro. José Giunta, reemplazando a quien fuera el primer párroco y guía espiritual de la comunidad religiosa de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús por espacio 33 años, todo un desafio, para este cura proveniente de la Localidad de Pila, que por entonces se nos antojaba distante y desconocida.
Su impronta ,muy distinta a la de su antecesor  pronto se haría sentir  al sacudir un poco la modorra de la Comunidad Eclesial y con su actitud la del pueblo mismo, que repercutiría positivamente en una mayor participación  de fieles en los servicios del Culto y Actividades parroquiales,dando nuevos brios a las agrupaciones laicas como el Círculo de Mujeres de la Acción Católica, Hijas de María y toda una novedad creando  la Juventud Obrera Católica(JOC), que atrajo un buen número de adolescentes y jóvenes. 
Dio un gran impulso a la Catequesis abarcando niños, adolescentes, adultos y una especial para Matrimonios,complementada con la presencia Misional anual o de insignes Oradores como Mons. Luis J. Actis.
Fuera del ámbito religioso específico conformó el Grupo de Teatro de la Parroquia  que actuó bajo su dirección con mucho éxito en la localidad y en otras cercanas.
Ante la carencia de Educación Secundaria, el Pbro. Giunta con el apoyo y aporte de personalidades locales como el Dr. Horacio Ferro, la Directora de la Escuela Nº 101 Cyra G. de Zubillaga y un grupo de Maestras  dio el impulso inicial para el  dictado de clases,  correspondientes al  Primer Año Nacional,en la propia Parroquia
Un aspecto material lo tenía preocupado desde el primer dia: el estado Ruinoso de la Casa Parroquial (lo mismo podía decirse del ala opuesta ocupada por las  Hermanas de Cristo Rey), el Templo estaba en buen estado debido a las refacciones realizadas luego que lo afectara el Ciclón de 1936.
Los esporádicos visitantes de la localidad que se interesaban por la Iglesia, preguntaban (dado el estilo Colonial y su estado) si la misma era del tiempo de la Colonia, cuando en realidad apenas tenía 33 años, pero su estado no se correspondía con esa antigüedad, más bien el visible deterioro precoz  tenían su origen en la baja calidad de materiales empleados en su  Construcción.
Las obras mínimas necesarias implicaban un presupuesto fuera del alcance de los magros ingresos parroquiales, para ello  el Pbro. Giunta convocó a la Comunidad de la localidad y de su campiña  invitando a  realizar aportes para tan noble fin.
Para ello se formó una Comisión que contó con el asesoramiento del Maestro Mayor de Obras Don Guido Bulian quien  a la postre tendría bajo su responsabilidad la supervisión (ad honorem) de las obras, qué a grandes rasgos implicaron rehacer totalmente el frente, retirar todo el tejado para colocar una cubierta aislante y recolocar las tejas, unificar dos ambientes del frente conformando un salón de actos, refacción de cielorrasos y revoques interiores. Tareas similares se realizaron en el ala opuesta ocupada por las Hermanas de Cristo Rey.
Mientras tanto sus contrapuntos en el Diario "El Tiempo" eran seguidos con interés  a la par que   sus filosos Sermones sin medias tintas, se hacían oír en la Misa Dominical, concitando la atención o  generando reacciones diversas en el seno de la Comunidad.
 Los frecuentes bailes merecieron que calificara a la localidad como  “Villa Milonga” , la reprimenda a  los jóvenes ,”Esas parejitas ahí en la Plaza… “  la critica a las Maestras por utilizar niñas ligeras de ropa en un acto escolar, lo cual ocasiono que la incipiente Educación Secundaria se truncara o los mas altisonantes y de mayor repercusión, el enfrentamiento con los Gerenciadores del Cine Local ,por su crítica a la exhibición de películas calificadas como reñidas con la moral católica, cuya calificación negativa no solo  era exhibida en el portal del Templo ,si no que fue acompañada por una campaña panfletaria a cargo del grupo de  jóvenes de la Parroquia (suscripto incluido) y uno más amplio derivado del conflicto entre Gobierno e  Iglesia, pero que en el plano local involucraban a las mismas personas, de manera que éste se vio potenciado por el  primero.
 Grupos de manifestantes fogoneados por el Puntero (Juez de Paz en la ocasión) se paseaban por el frente de la Iglesia en actitud amenazadora, derivando en un allanamiento a cargo de la Policía Federal por una denuncia de posesión de Armas (que no existían).
Todo ello no hizo más que aumentar el número de concurrentes a los oficios religiosos, para ver que “decía el Cura”, que daba su sermón con un Policía dentro del Templo. 
El climax llegó con los sucesos del 16 de junio de 1955  con  la detención del Párroco (junto con los referentes políticos de la localidad), en la Subcomisaria local, a la cual partió cruzando la Plaza colchón al hombro para su cumplimiento. 
Sería solo por una noche al día siguiente fue trasladado al Seminario Diocesano de Azul, donde fue concentrado junto a su pares de otras localidades, por una semana larga.
Un aspecto menos conocido era su dedicación a la Cocina y a la elaboración de Licores.
No había menú que no surgiera de sus hábiles manos, a pesar de sus limitaciones visuales,
(miopía aguda),como un experimentado chef ,ponía manos a la obra ,sin importar la complejidad del plato ni el número de comensales, amenizando la cocina con el infaltable mate amargo con romero y compartiendo un partida de domino con los jóvenes. 
No menor era su dedicación a los licores, no menos de una docena de variedades, (incluido el licor de huevo) estaban disponibles para degustación de los visitantes y huéspedes, por lo cual no había tarde en que no se lo encontrara realizando pacientemente el proceso de filtrado, gota a gota. Menesteres que continúo realizando hasta  fines de 1957 en que se dispuso  traslado   a la sede del Obispado en Azul, para continuar su tarea con los jóvenes.