La Juventud Obrera Católica (JOC)

La llegada del Pbro. José Giunta para ponerse al frente de la Parroquia en reemplazo del Pbro. José A.Carballo, con motivo de su fallecimiento allá por 1953, contribuyo con renovados bríos a reimpulsar la actividad parroquial tanto en plano religioso como en el comunitario, incentivando la participación del laicado en las asociaciones tradicionales, cómo la Acción Católica y otras.Quedaba un espacio vacío, el de los Jóvenes y estos fueron convocados para formar parte de una organización novedosa en el ámbito parroquial: La Juventud Obrera Católica
La JOC, oficializada en nuestro país en 1940, existía en Bélgica desde 1924 donde nace de la mano del Cardenal Cardijn, cuyo objetivo era vincular la fe con la vida, que será luego apreciada por el Papa Juan XXIII en su encíclica Mater et Magistra, en su momento constituyó la apuesta más comprometida de la iglesia para acercarse a la clase obrera.
La conformación del imaginario de la JOC, partía de la construcción de una doble identidad obrera y católica, pudo realizarse a través de la persuasión de la palabra escrita y oral (libros, diarios, publicaciones eclesiásticas, conferencias públicas, reuniones jocistas) y del simbolismo de relatos, imágenes y rituales. A través de representaciones e ideas imágenes, los jocistas fueron construyendo una identidad y un modelo (el del militante comprometido), se diferenciaron de los otros jóvenes, católicos y trabajadores e intentaron legitimar su espacio dentro del campo católico y obrero.
También modelaron la figura ideal del jocista en base a Cristo Obrero, quien encerraba en sí las tres máximas del imaginario de la JOC: el ejemplo, el compromiso y el sacrificio. Los reglamentos, establecían que los miembros de la JOC debían ser solteros, de 14 a 25 años “en edad de elegir oficio asalariado; alumnos de escuelas profesionales, de artes y oficios y escuelas industriales;los jóvenes trabajadores de fábricas y talleres, pequeños empleados de oficinas, de tiendas y almacenes,repartidores, cadetes, canillitas, etc”Dentro de este espectro estaban comprendidos los jóvenes chillarenses que pasaron a formar parte de la organización.De entre ellos surgían las autoridades(Presidente,Secretario,Tesorero etc.) mientras que el Párroco actuaba como asesor y guía espiritual.Formalmente se realizaba una reunión Semanal,que se iniciaba con una invocación religiosa,para seguir con la Canción del Jocista,cuyas centrales estrofas se transcriben
“EL Presidente,rataplán/que bien se siente,rataplán/ en su sillón presidencial,rataplán/Aunque es chiquito,rataplán/El señorito,rataplán/Tiene una pinta fenomenal.
El Secretario,rataplán/Tiene un armario,rataplán/Lleno de notas,tinta y papel,rataplán/ El muy orondo,rataplán/Siente en el fondo,rataplán/Una importancia sin igual,rataplán
El Tesorero,rataplán/Grave y severo,rataplán/Guarda las arcas de su caudal,rataplán/y es todo un caso,rataplán/por que anda raso,rataplán/Y en los bolsillos no tiene un real,rataplán”.
La revista Notas de Pastoral Jocista y el periódico Juventud Obrera servían de guía y de interrelación con el movimiento jocista en el resto del país.
Entre sus integrantes pueden mencionarse los siguiente Apellidos:Pini,Stanga,Napoli,
Albert,Lafont,Lutcher,Paris,Alvarado,Varela,Bericiartua,Meyra,Villareal,Lohin,Cabral,Ramos,Silvagni entre otros.De concurrencia diaria en la casa parroquial,sea para compartir la rueda de mate junto al párroco, acompañadas de las interminables partidas al dominó al cual era afecto, además estaban las cartas el ludo,el ajedrez y la mesa de ping.pong, la colaboración con la limpieza y preparación del templo para los distintos acontecimientos, además de incluir excursiones recreativas al Cerro Cañete,La Protegida,El Luchador o el Seminario Diocesano, dónde el fútbol era la actividad preponderante,que seguía al asadito y a la mateada,o la natación en el caso del Seminario.No faltaron la concurrencia a Conferencias en la ciudad de Azul a cargo de algún miembro de la jerarquía Eclesiastica ni las incursiones por el Teatro Vocacional.El auge y decaimiento del jocismo en el país coincidió con el periodo peronista de esa época, en parte por la similitud de los discursos, las concepciones y las prácticas católicas y peronistas,en los primeros tiempos llevaron a muchos jocistas a sentirse reconocidos por el nuevo movimiento y posibilitaron la convergencia de las identidades obrera, católica y peronista. 
Con el correr del tiempo las referencias doctrinarias católicas fueron desapareciendo para ser remplazadas por la doctrina justicialista, y entonces las identidades jocista (obrera y católica) y peronista se volvieron irreconciliables.En el plano estrictamente local,otros factores,mas mundanos incidirían en el desmembramiento de la organización, ciertas rigideces respecto a la moral costumbrista,por parte del Párroco, que abogaba por vivir al margen del mundo real,incluido en este las diversiones y festividades mundanas,por caso los bailes Populares,tan habituales en esa época que le significaron a Chillar el mote de “Villa Milonga” contribuyeron a interponer una brecha entre el Párroco y los jóvenes.El punto final llegaría años después con las festividades de Carnaval,mientras el bullicio llegaba a todos los rincones de la localidad,la ultima caminata nocturna,encabezada por el Párroco tenia lugar con el acompañamiento del pequeño grupo de jóvenes remanente,el silencio y el rezo del Rosario no pudieron ocultar los ecos que llegaban a los oídos desde el centro de la localidad.De regreso,la silenciosa rueda de mate en la cocina de la Casa Parroquial ,preanunciaba el réquiem para la JOC y asi ocurrió.