Juárez, recuerdos de mi infancia

Juárez, recuerdos de mi infancia
Al contraer enlace una de mis hermanas, se fue a vivir a Juárez, en la cual su esposo ,nativo de Chillar , había sentado reales trabajando en el Molino Guglielmetti, en la confección y remiendo de bolsas de arpillera de uso común por entonces.
 Estableciéndose en una vivienda que pertenecía al entonces delegado en Tedín Uriburu de apellido Wulff (hermano del pintor residente en Chillar), que estaba y sigue estando hoy frente mismo a la estación de FFCC, lo único que ha cambiado es que ya no tiene el cerco de ligustro en su frente, bien cuidada, mantiene la misma fisonomía de entonces.
Tenía nueve años cuando junto a mis padres llegue por primera vez a la ciudad, por entonces fuimos desde Chillar en un Ómnibus de la Empresa "Coronel Estomba", que paraba en “La Rueda” debiendo trasbordar a un ómnibus local que hacia el recorrido hasta su parada en el “Bar “Castilla” Oliver y Alsina, pleno centro.
La ruta de acceso, hacia poco que se había pavimentado en hormigón, solo tenía un carril de tres metros, con el segundo carril compactado en tosca, así continuaba hasta Necochea .
El ingreso era por Avenida San Martin (no estaba el arco sobre la Ruta 86) ahí tomamos contacto con algo nuevo para mí el adoquinado de sus calles y avenidas y sus ramblas con sus palmeras tan características de Juárez y otros pueblos y ciudades de la región hace tiempo desaparecidas del panorama urbano,que incluia  muchas  antiguas construcciones con frente de ladrillo cubiertas por conejitos florecidos de todos los colores .
En los siguientes años solía concurrir anualmente en el verano para una estancia en la casa de mi hermana  por un mes. 
Por estar frente a la Estación de FFCC, podía presenciar el movimiento de trenes de entonces ,con el apreciable desplazamiento  de personas y de vehículos automotores y de tracción a sangre ,en especial, a la llegada del tren local Tandil-Juárez de pasajeros y encomiendas, dos veces al día, por la mañana la hora 8 y por la tarde a las 17.
Minutos antes se hacían presente cinco o seis coches de Alquiler (así se los denominaba entonces),trayendo pasajeros y esperando trasportar a los que arribaban, sus servicios eran muy utilizados, no pocas veces llevaban pasajeros a la Ciudad y regresaban para realizar un segundo viaje.
 Mientras los vehículos a tracción a sangre se ocupaban de trasportar las encomiendas a despachar y/o retirar las recién llegadas(Incluidos los Diarios de Tandil y de Capital ). 
Todo eso hacia que por un lapso de media hora /cuarenta minutos el movimiento en la Estación y en la calle de acceso fuera intenso. 
En menor medida se repetía con el paso del Tren de Pasajeros de Buenos Aires a Bahía Blanca, vía Tres Arroyos a las 14 horas,(con regreso pasada la media noche) a ello debían sumarse los Trenes de Carga.
Por estar cerca del Club Atlético Juarense, por la tardecita se podía oír a la Propaladora pasando música y avisos, con el trasfondo de los ecos de los bochazos y de la  Pelota a paleta.
Recuerdo haber concurrido al Cine ,matinee del dia jueves,para ver películas argentinas  de "Los Cinco Grandes del Buen Humor" y Pepe Iglesias “El Zorro” ,un actor popular en esa época,con un lleno total.
El plato fuerte era la Céntrica y muy concurrida vuelta al Perro del Domingo ,que se iniciaba a la caída del sol ,una multitud ,vestidas con la mejores galas las mujeres y niñas , los  hombres (también niños) de riguroso traje y corbata ,los mayores con sombrero ,colmaban las veredas en un ambulatorio  ir y venir,mientras un ronda de automóviles a paso de hombre lo hacia por la calzada.
El Bar Castilla y  la Confiteria del Hotel Armonia, a pleno.ambos paradas de colectivo entonces (Cnel Estomba en la primera y La Estrella en el segundo) 
Para las 21.30 la asistencia comenzaba a disminuir paulatinamente y media hora mas tarde eran muy contados  los paseantes.
En las postrimerías del Gobierno de Perón, con los ánimos políticos caldeados al ir a tomar el Ómnibus al Bar Castilla para regresar a Chillar,pude presenciar, junto a mi padre ,al finalizar  la vuelta al perro , a un grupo bastante numeroso, copar la calle e ir y venir en manifestación con ademanes desafiantes ,voceando con gritos a viva voz  su apoyo al presidente Perón, mientras en el Bar, algunos parroquianos comentaban “Están todos locos”. 
Recuerdo las visitas , al Molino Guglielmetti ,para  subir al cuarto piso por sus escaleras de madera ,con sus escalones debilitados  por el desgaste , provocado por el  apoyo incesante de  los pies y el rozamiento del calzado (las comunes alpargatas)  de los operarios subiendo cargas al hombro,quedando a la vista bien visibles sus huellas,dando la impresion que  el escalón podia quebrarse en cualquier momento y, a una Cerámica que recien iniciaba su actividad en la fabricación de ladrillos huecos ubicada entonces pasando  la Ruta 74, 
Por ultimo quedó en mi memoria una anécdota protagonizada  por el Párroco Santiago Trelles en los años 30 ,en ocasión de la reconstrucción de la Iglesia Nuestra Señora del Carmen luego de su incendio ,que a pesar del tiempo transcurrido se comentaba como si fuera algo reciente ,dado que  concurría a diario a ver la marcha de la Obra , un día mientras se trabajaba en la reconstrucción de la Torre ,dicen que se puso a observar la proyección de su sombra sobre el suelo, dándose cuenta que lo ya levantado estaba fuera de la vertical, por lo cual se paralizó la obra y se hubo de rehacer lo ya hecho,