CORRIENDO TRAS EL ARO

Corriendo tras el aro
En nuestras niñez uno de los juegos preferidos era el del Aro.Un juego individual  y de competencia, llegándose a celebrar carreras  por las calles del barrio impulsadas por el entonces  dueño de un Taller Mecánico Don Juan Silvagni,con muy buen número de participantes y adhesión popular,por la novedad que ello representaba  y a falta de otros eventos en las tranquilas y apacibles tardes domingueras del verano,donde buena concurrencia se daba cita  a la vera del improvisado y ocasional circuito callejero.
Lo primero era munirse de un aro,los más apropiados eran los aros de las mazas de las ruedas de los carros y chatas.El primer intento era concurrir a las herrerías y tímidamente pedir algún aro ya desechado, pedido no siempre satisfecho.No era cuestión de desesperar,los aros solían desprenderse y quedar a la vera de alguna calle y/o camino,por entonces muy transitados por un buen número de carruajes de todo tipo,pacientemente recorríamos con ojo avizor los bordes y aun hurgando entre las matas de hierba,no solo para conseguir un aro si no también la herradura perdida por algún caballo que nos iba a traer suerte.
Conseguido el aro, era el turno de construir la horquilla para su impulso y guiado, para ello había que conseguir alambre más o menos grueso y maleable para darle forma de “U” en un  extremo y  de mango en el opuesto, lo ideal era el hierro de 4mm usado en la construcción, un lujo reservado para muy pocos, con el cual Silvagni, soldadura mediante realizo horquillas mas sofisticadas con doble “U”.
Con ambos llegaba el momento de adquirir la práctica de conducir el aro, primero al paso y luego más rápido hasta conseguir dominarlo en carrera por las poceadas calles, mas sencillo  era hacerlo sobre asfalto, pero el circuito era mixto.


Por esa epoca ,un buen dia aparecieron circulando desde la ruta 3 por  el camino de tierra hacia 16 de Julio unos enormes y largos  camiones nunca vistos con anterioridad  transportando una- para nosotros- extraña carga, nuestros mayores nos sacaron de la duda, eran largos y pesados caños destinados a  la construcción del Gasoducto que desde Comodoro Rivadavia llevaría el Gas natural a la Ciudad de Buenos Aires, cuya traza pasaba unos kilómetros mas a allá de la localidad de 16 de Julio.
Nuestra curiosidad de niños estaba al acecho de su paso,hasta que en un momento,vimos que algunas piezas habían caído de uno de los camiones,corrimos a recogerlas,para nuestra sorpresa eran aros,de similar diámetro que los que usábamos en nuestro juego, pero mucho más anchos y pesados(x),lo cual le daba mayor estabilidad al impulsarlas,era como tener un Fórmula Uno,con ese aro uno llevaba las de ganar,pero lamentablemente las carreras de aro ya no tendrían lugar y el juego pronto quedó en el olvido.
(x).Los aros se superponian en la union de dos caños,una vez soldados estos,se colocaba por encima el aro y este se soldaba unido a ambos.



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