La Calesita de nuestra niñez


Casi sin que nos diéramos cuenta apareció ella,allá por mediados de la década del 40.Se había ubicado en un pequeño espacio de terreno perteneciente al Edificio de la Entonces Sociedad Italiana(x).Era una Calesita muy particular,impulsada por un caballo,lo cual denotaba cierta antigüedad,dado que ese era el modo de impulsión de las Calesitas pioneras hasta que , hacia 1930  el motor naftero paulatinamente ocuparía su lugar y con el tiempo los  avances técnicos, darían lugar a  la impulsión eléctrica convirtiendo a la calesita  en una de las diversiones preferidas de la niñez.Por la misma década mencionada haría aparición la sortija,un invento argentino,derivado de la carreras de sortijas que hacían los gauchos,que en este caso  es un instrumento metálico circular adosado a un encastre que se  insertaba dentro de una pieza de madera con forma de calabaza, que era agitada por el Calesitero posicionado de pie abajo de la calesita al lado del poste del cual pendía colgada el porta sortijas; mientras los niños intentan agarrarla, ya que quien consigue hacerlo, obtiene el derecho a dar una vuelta adicional de manera gratuita.
Rapidamente la Calesita se convirtió por un tiempo en el  epicentro de la actividad pueblerina , un espacio público en el que los vecinos grandes y pequeños compartían  las horas vespertinas,un horario reducido durante la semana que se ampliaba los sabados,domingos y feriados en que vuelta a vuelta se repetía el antiquísimo ritual del suave girar de los caballos de madera, la sortija y las expresiones fascinadas de los chicos. un ritual que continua y que se  repite desde hace décadas, allí donde hay una calesita pero que no pierde su encanto.Carrousel y Calesita suelen ser utilizados como sinónimos, si bien no tienen exactamente el mismo significado,en el primero,lo elementos suben y bajan durante el recorrido,mientras que en el segundo están fijos, así los tenia  la calesita que recordamos equipada con caballitos de madera ,montados por los mas grandecitos  y autitos,para los mas pequeñitos,mientras que los mas avezados y experimentados  preferían ir de pié tomados de alguno de los parantes  perimetrales, con el solo fin de tratar de birlarle la sortija al calesitero,que lo hacia nada fácil por cierto ,pero que no era nada mas que  la promesa de que todo  podía repetirse una vez más y gratis, además de ser un logro triunfal individual, que solía generar  frustraciónes y/o recelos,cuando se percibía cierto favoritismo.


Diez centavos era el costo de la “vuelta”,dinero suficiente entonces  como para adquirir dos “carasucias” en la Panadería La Nueva” o diez caramelos "Mu-Mu" en el boliche de Don José Donadio.No era fácil convencer a nuestras mamás que nos dieran las moneditas para ir a la Calesita,si era durante la semana,no pocas veces debiamos conformarnos con mirarla  desde afuera y esperar que el Calesitero de apiadara de nosotros y nos invitara a subir,algo que hacia con frecuencia y si no ,uno podía oír la promesa “esperá el Domingo”,y ahí comenzábamos a mirar al cielo y rogar que no lloviera.Si mucho se ha hablado de la nostalgia que siente el calesitero,al no poder regalar sonrisas a los niños en días de lluvia ,no menor era la nostalgia que sentíamos en nuestra niñez al ver frustrada la ilusión de ver la calesita,  jugar en ella, no en una simple vuelta, sino una vuelta mágica, llena de fantasías e inocencia.Nostalgia que se haría presente una vez mas ,ya no por la lluvia,pasajera al fin,si no en forma definitiva por que un buen día sin darnos cuenta la Calesita tomo otros rumbos para no regresar.
(x)Calle Roca,a metros de  9 de Julio.Tiempo después  el Club Atlético tendría allí su sede social y el espacio que dejo la Calesita fue ocupado por una cancha de bochas.

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