Un Arbitro al que no se le pudo gritar "referi bombero"

Un Árbitro al que no se le pudo gritar “referí bombero”
Seguramente, haya cambiado el tinte del agravio y ahora, en pleno, siglo XXI, hasta parezca ingenuo,sin embargo todavía sigue vigente ese antiquísimo grito desaforado de "referí bombero",si hasta un grupo musical ha compuesto una pieza titulada “No es posible un mundo mejor con árbitros bomberos”.Algo que no ha dejado de resonar en cuanto partido de fútbol se haya jugado en los distintos escenarios del país, independientemente de la importancia del partido o de la magnitud de la concurrencia,en ese aspecto los partidos de fútbol jugados en las canchas de Chillar no fueron ajenos a ese agravio y otros cuyo destinatario era el árbitro.Hay que reconocer que su labor suele ser ingrata y a veces se torna insalubre,no exenta de peligros que pueden llegar hasta la agresión fisica.Su trabajo es poco o nada aplaudido y mucho menos reconocido.Pocos tienen presente que son seres humanos,por lo tanto no son infalibles en sus decisiones, no tienen ojos biónicos, no tienen dos ruedas en vez de piernas y, que su única arma es la inteligencia para decidir en cuestión de segundos situaciones harto complejas.A pesar que a los jugadores se les advierte que nunca intenten cuestionar al árbitro, no importa lo que ha marcado. Que en un juego de fútbol, las decisiones del árbitro son siempre correctas, no importa cuán equivocadas puedan ser. A pesar de esa advertencia no son pocos los jugadores que se sustraen a esa advertencia mostrando disconformidades que a menudo los hacen acreedores a una tarjeta y/o a una expulsión.Si eso sucede con los jugadores,que puede esperarse de los asistentes,sobre todo los “hinchas”,que en muchas instancias, sus descargas en el arbitro se alimentan de la decepción que la mala actuación de su equipo les provoca,asi prefieren creer que las acciones del arbitro están destinados a perjudicar ( “bombear” ) al equipo de su preferencia.A ello debe sumarse que en la época que nos ocupa(en la década del 50),no había restricciones al expendio de bebidas alcohólicas, cuya venta se constituía en uno de los principales ingresos del club,mucho mas que por la venta de entradas.El día del partido,pasado al mediodía, se montaba la cantina,y no eran pocos los que comenzaban con alguna cañita,de manera que para la hora del inicio del partido,ya estaban medio entonados y eran los que iniciaban la serie de letanías contra el árbitro.En general no se pasaba de la agresión verbal, en definitiva le daban condimento al partido y las agresiones físicas eran hechos extraordinarios.Tampoco había grandes problemas entre jugadores y arbitros,las expulsiones eran una rareza, aunque muchos partidos amistosos (y oficiales)de entonces podían dar un imagen en contrario a juzgar por las lesiones.Un desprevenido podía intuir que pudo haber una batalla campal,no menos de un tercio de cada equipo, podía terminar con lesiones de diversa índole y casos hasta de los mas graves,como la fractura de tibia y peroné, muñeca quebrada, hombro dislocado,cortes en la cabeza, ojo en compota,nariz desfigurada,cortes en al oreja etc.¡menos mal que fue un amistoso,que si no..” era el risueño comentario,pero todo ello se había dado, no por mala intención, si no por la falta de estado y entrenamiento,notorio déficit que era mas acentuado en los equipos de la campaña.Por otro lado, había mas caballerosidad en el juego,incomprensible quizás ,para estos tiempos, difícilmente se pateaba un penal o un tiro libre, simbólicamente se lo hacia en forma suave,a las manos del arquero o al campo contrario, ante los aplausos de los jugadores y de la concurrencia.El gol tenia que ser hecho con todas las de la ley y,poco influia el score del momento,la acción era invariable, así en un amistoso entre el Club Atlético y Loma Negra,dan un penal para el primero cuando ya perdía cinco a cero,sin embargo el gesto de caballerosidad se repitió una y otra vez,y el partido terminaría en consonancia con el día, un DIA de la Raza y un 12 a 3,a favor de la visita y todos contentos.-Antes que los árbitros vinieran con exclusividad del Colegio de Árbitros de Azul,que solían parar en la Parroquia había algunos locales para los amistosos y también de Juárez.
Todos sin excepción se hacían acreedores al “referí bombero”,”Que cobrás referí”,”Vendido”,”¿Por que no miras al linea?”,”¿Donde aprendiste a dirigir?,bombero”,y cosas por el estilo,a ello se sumaban los silbidos pullas reprobaciones,durante todo el partido,hasta ahí los limites,nadie se acordaba de la madre,por entonces.El clima del partido lo complementaban los aplausos y los hurras por alguna jugada y/o por el festejo del gol que se acompañaba con las bocinas de los vehículos.Sin embargo sucedió que en un partido mas o menos importante,la concurrencia estaba casi silenciosa,algunos mascullaban cierta disconformidad para sus adentros,un ambiente un tanto extraño,pues nadie gritaba nada contra el árbitro, como si el hombre de negro,no estuviese en la cancha,sin embargo allí estaba,pitando jugada tras jugada y dando indicaciones en forma enérgica, sucedía que el hombre estaba vestido de negro,sí,pero era el negro de su Sotana,que se la había arremangado y así dirigía el partido, un sacerdote proveniente de Juárez,

2 comentarios:

Arturo dijo...

He leído varios relatos suyos, pero recién me atrevo a comentar en este.
La vida de pueblo en el interior es pródiga en anécdotas risueñas, doy fe de ello. Siempre hay en esas comunidades una serie de personajes singulares que dan material de sobra para escribir un libro. O un blog.
He podido comprobar que en casi todas las personas se produce el fenómeno de rememorar hechos llamativos del pasado y contárselos a quienes los rodean. Algunas pocas entre ellas, como usted, o yo, nos tomamos el trabajo de volcarlos en relatos escritos. De ahora en más me tomaré un tiempo para leer todos sus relatos, ya que resultaron amenos y con un dulce humor.
En mi caso he vivido en el barrio de Velez Sarssfield mis primeros veintiseis años, luego la vida me llevó sucesivamente a San Fernando del Valle de Catamarca, Deán Funes (Pcia. de Córdoba), Comodoro Rivadavia, Bahía Blanca, San Pedro de Jujuy y desde 1990 a Villa Urquiza, en mi ciudad natal. En todos esos sitios aprendí las cosas de la vida y de esas experiencias guardo infinidad de historias.

Americo dijo...

¡Gracias Arturo por comunicarse!.En mi caso no me queda otra que rememorar un poco el pasado de mi pueblo,pues lo deje muy joven y es lo que perdura en mi memoria.