La Sequía del Presente nos remite al pasado



No pocos especialistas y algunos memoriosos(entre los segundos me incluyo) comparan la actual sequía en curso, por su magnitud y perjuicios, con la acontecida en el periodo 1951/52) Si bien, en la actual sequía no hubo incendios que lamentar, con los ingentes perjuicios que ocasionan(Ver “El Tedinés” Nº34 y 35),un elemento común enlaza a la actual sequia con la anterior:La Tucura.



















Luego de haber transcurrido un período de más de cincuenta años, la Tucura (langosta ¡bah!,tucura es un vocablo brasileño,pero de uso comun para nombrar a la langosta en nuestro pais y Paraguay)vuelve a aparecer con fuerza en una amplia zona de la Provincia,luego de haber sido erradicada con éxito, merced a la acción firme del gobierno de entonces, muy poco valorada y/o recordada pero qué, se constituyó en una de sus obras mas relevantes y con efectos duraderos,por tratarse de la eliminación definitiva de un flagelo, una de las siete plagas de Egipto,que el campo venia soportando por décadas.Su característica reproductiva,hace que la Tucura se reproduzca con mayor facilidad en épocas de sequía y en tierras con poco laboreo,éste y las lluvias entorpecen la eclosión de los huevos y con ello el número de insectos que nace se reduce a un mínimo y como al mismo tiempo la existencia de pasto es normal su predación pasa casi desapercibida.En cambio en épocas de sequía, su reproducción hace que el número de insectos sea mucho mayor y al haber poca disponibilidad de pasto,pronto se convierte en un competidor del ganado,dejando a éste sin alimento y además, sus perjuicios se trasladan a los cultivos verdes en desarrollo.En las décadas previas a los cincuenta,la superficie mayor estaba destinada a la ganadería, por lo anteriormente señalado,esas tierras favorecían la reproducción de la tucura,a lo cual debía sumarse la carencia de insecticidas adecuados para su control y la falta de políticas gubernamentales efectivas para combatirla,con lo cual los perjuicios eran cuantiosos y con situaciones tragicómicas, tal lo acontecido en la Capital Federal, dónde a mediados de los treinta luego que el gobierno anunciara la finalización con éxito de la campaña contra la langosta migradora(insecto adulto),ésta se hace presente en una manga que se asienta e invade los espacios verdes de la Capital devorando todo a su paso,incluidos los árboles de las Plazas,entre ellas Plaza de Mayo.Por ese tiempo en los campos aledaños a Chillar ,la plaga hacia sus estragos.Desde el inicio de su nacimiento la tucura es rastrera,recien se convierte en adulta y voladora-migradora pasados los 45 dias.En ese breve periodo de tiempo su expansión es rápida y podemos hacernos una idea de la importancia de la magnitud de la plaga por el hecho que el entonces Ministerio de Agricultura,como una de las alternativas para combatirlas,pagaba un peso la bolsa de tucuras rastreras y su recolección ,en algunos sectores ,se realizaba con solo arrastrar la bolsa por el suelo y en un santiamén la misma estaba llena. La rastrera además se constituía en la pesadilla de los maquinistas del FFCC,pues la tucura en su traslación cubría buena parte de las vías, dificultando la tracción de la locomotora,en especial de los trenes de carga,por mas arena que utilizaran, el patinaje de las ruedas era permanente y ello les impedía tomar velocidad,que un tren de carga empleara mas de cuatro horas para recorrer la distancia de 20 Km. entre 16 de Julio y Chillar habla a las claras del problema que los maquinistas debían enfrentar,los trenes de pasajeros, más livianos, sufrían un poco menos no obstante sus horarios también se verían alterados.La plaga dio lugar a la aparición de soluciones ingeniosas,aunque de poca efectividad,tal fue el uso de planchas de chapa que colocadas en los alambrado impedían el paso a la tucura,sin duda un buen negocio para el autor de la idea.Otro medio,ya de uso masivo que el Ministerio de Agricultura implementó fue el sebo toxico, basado en el afrechillo impregnado en insecticida,que se esparcía por los campos,muy efectivo para combatir la tucura,tanto rastrera como voladora,tambien muy apetecible para las vacas,siendo inofensivas para ellas(eso es lo que decían),sin embargo el sabor del sebo no dejaba de aparecer en la leche que consumíamos.De todas maneras no habia disponibilidad en cantidades suficientes ni su efectividad alcanzaba para evitar los perjuicios de la langosta voladora tanto en alfalfares y/o pastizales como en maizales.Ello contribuyó a incentivar soluciones nacidas por la desesperacion e impotencia frente a los estragos de la plaga:cortinas de humo,arreo de caballos sobre los alfalfares o pastizales verdes para espantar a las voladoras o el uso de artilugios para su captura, recipientes con agua con una mampara de chapas en su parte posterior,montados sobre vehículos,que en su traslación hacia que las voladoras chocaran contra las chapas
y cayeran en el recipiente con agua,se cuentan entre otras soluciones precarias que se adoptaron,(ademas de los sebos)todo ello era como querer tapar el sol con las manos.Cuando caia una manga de langostas voladoras sobre un maizal,el espectáculo visual y sonoro era estremecedor,pues el maizal desaparecia a ojos vistas,mientras el eco del accionar simultáneo de las cientos de miles de mandíbulas triturando las plantas taladraba los oidos de quienes lo presenciaban.Con este panorama se llegó a la gran sequía del 51/52 con todas sus secuelas.Para ese entonces, nuevos insecticidas y nuevos métodos de aplicación habían aparecido.El Ministerio de Agricultura del Gobierno de Perón, pronto implementó un intensivo plan de lucha utilizando los medios aeronáuticos disponibles y ello felizmente para todos,terminó en forma exitosa con una plaga que por décadas afectó la producción del campo y la economía del país ,plaga que solo permaneció en el recuerdo de algunos,hasta que la presente sequía, con la reaparición de la tucura ,favorecida su expansion por el menor laboreo derivado de la siembra directa,nos retrotrae a esa época.

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