¡¡ Carne Gordaaa !!......¡¡ Carne Gordaaa !!





En la época del “súper” y del “delivery”, cuesta imaginar que antes, el “súper” ingresaba a las viviendas o pasaba por su frente.
El mas madrugador era el lechero,vasco él,¿Qué otra cosa podía ser un Ituzaeta?,quien fue el decano de los lecheros, moriría sobre su propio carrito lechero,cuando su noble y sufrido corazón dijo basta,mientras el caballo continuaba su recorrido diario.Bombacha,faja negra,pañuelo al cuello boina negra,palillo entre los labios y el lápiz en la oreja,era la imagen mas habitual del lechero, bajaba de su carro con la lechera de diez litros y la “medida” de litro,cuando todavía algunos moradores estaban en brazos de morfeo,bajo el alero o en el zaguan lo esperaba el “hervidor”,al lado las moneditas le indicaban cuanto debía dejar o en su defecto un papelito y la libretita negra donde anotaba el importe,que se pagaría por quincena o por mes,según la forma del cobro del salario.
Al salir un corto silbido hacia que el caballo adelantara el carro hasta el próximo destino,mientras el lechero recorría el corto trayecto a pie.
Sobre el carro los tarros de veinte litros,de los cuales se surtía la lechera de mano, y para hacer realidad el mito, algunos tenían un tarro con agua,para “bautizar” y regular la “calidad”,pues no era cuestión de desatender los reclamos de alguna ama de casa, que se le había derramado la leche sobre la cocina,mientras charlaba con la vecina.No faltaban comentarios al respecto ¿”Vio vecina que buena es la leche de Don Pedro?,hierve y hierve,pero no rebalsa”,ademas le facilitaba dar la “yapa”.
Luego llegaba el panadero, Vázquez o Moreno de la panadería de Don Camilo Martin,(al Otra panaderia de Coplo y Arrieguez tenian el suyo) bajaban con su canasto con la galleta de “piso”,(la preferida para el campo),la de hojaldre,la trincha ,el francés y el flauta,algunos biscochitos de grasa y algunas facturas, solían obsequiar alguna “negra” a los chicos de la casa.De nuevo la libretita negra,el pago o la excusa de ese tiempo,”hoy no tengo cambio”,que era la salida elegante para decir,hoy no tengo con que pagarle.Mas tarde el almacenero,según lo convenido pasaba de una a tres veces por semana,levantaba los pedidos por la mañana y se llevaba los recipientes para el imprescindible “kerosén” para luego repartirlos por la tarde.
Mientras tanto pasaba el carnicero ambulante,con su carro techado, revestido en chapa por dentro,(similares eran los que traían las medias reses desde el Matadero,para las carnicerías de Lizaso o Fernández ,Fortín,Gaitan)allí colgaban las tiras de asado,de falda,de vacío, los chorizos, la sierra para cortar la aguja,las chuletas y, en algún cajón estaban el ossobuco,los huesos o la carnaza,el bamboleo que provocaba el transitar por las desparejas calles obraba de espantamoscas.
La romana colgada del techo,daba la medida de la falda para el puchero o de las chuletas que se harían sobre la plancha de la “económica”,que la patrona recibía en su plato o fuente.
 El verdulero, solía hacerlo a pie,Don Bergalito,conocido como “boca torcida”,secuelas de la guerra-(se rumoreaba que una chica que se había reído de él tuvo un bebe que nació con un defecto similar)-de hablar bajito, recorría el barrio con sus dos canastas,cargadas con los productos de su huerta y Don Ramírez,”el rengo” con el berro que había ido a buscar al filo de la madrugada al arroyo mas cercano.
Las soderías de Invernizzi, Lafond y luego Fanny,tenian su reparto intercambiando los sifones vacíos en espera por lo llenos, luego sumarian otras bebidas .
A la hora de la siesta en verano,el sonido de la “corneta” alteraba la tranquilidad de las mamás,Don García el “heladero” se acercaba con su carrito de dos ruedas “tipo carretilla” y los pedidos por los helados de “crema o chocolate”,excepcionalmente el de “limón”,no se hacían esperar,pero no todos los días se podían satisfacer los pedidos de los mas chicos de la casa.
No faltaban los vendedores de afuera con las frutas de época, a granel,el voceo de “Sandia ,o Naranja o Manzana, barata patrona”,seguido del “traiga la bolsa patrona”,convocaba a las vecinas a alguna esquina donde se había detenido el camión, ahí el vendedor ,“romana”en mano despachaba los pedidos.
Muy esperado por las modistas,(en cada casa había una,en épocas donde las “novias” debían preparar todo el ajuar) era el “turco” que con sus dos grandes valijas recorría el pueblo,ofreciendo sus telas.Elegida la tela,muchas veces traídas por encargo,la medida era la “yarda”que iba del extremo de la mano hasta el hombro,que en pases rápidos cada cinco al “turco” se le perdía una,por eso el pedido siempre incluía una yarda más por las dudas.Personaje simpático, si uno le preguntaba si tal o cual coterraneo,era pariente suyo,la respuesta tenia que ver con su condición económica, si tenia plata decía “es bariente bal lao mío” y si no tenia, “no la canozco”Además de telas,los pañuelos,peines,peinetas,(allí nace lo de “beine,beineta” con que se lo identificaba) perfumes y jabones de tocador,completaba el stock de mercadería.
Lo que no se conseguía en el pueblo, ahí estaban Fratantueno comisionista en Azul o Vidal en Buenos Aires para satisfacer necesidades diversas y ademas, no eran menores las compras por el sistema de contrareembolso,sobre todo en casas de Buenos Aires,que remitían folletos para que el cliente pudiera hacer la compra del articulo de su elección,no pocas parejas de entonces habían adquirido sus alianzas para su casamiento en la muy conocida Casa Escasany (no había joyería en ese entonces) por ese medio.
Sin duda el trabajo mayor lo tenían los repartidores de los almacenes,el consumo de productos que hoy han pasado al olvido,el kerosene,la leña,el carbón, el alcohol de quemar,de gran consumo y volumen los tres primeros, además de los forrajes obligaban a los negocios mas grandes a tener carros, “villalongas” para el reparto,”La Perla” de DiCiancio,Urruti y Cia tenia dos,”El Colono” de Rabago y el negocio de ramos generales de Elías Ganim una cada uno, Don García o Valentín utilizaban el “charret”,”La Despensa” y Capuccio,lo hacían por medio de los triciclos,con el “cajón” delantero y, otros con la bicicleta de reparto,en una nomina que sin duda presenta omisiones.
No se puede dejar de mencionar a los “mercachifles”,entre ellos Marquestau y Cura,que cumplían similares funciones en la campaña,que recorrían con sus carruajes,tipo diligencia,verdaderos almacenes y tiendas ambulantes.
Toda esta movilidad de acercar los productos esenciales a los domicilios,le daba una vida al pueblo muy diferente de la actual,era mucho menor el movimiento de gente en la vía publica y también la concurrencia a los negocios de almacén, cuya ocupación mayor era preparar los pedidos de los repartidores o de la gente de campo,que siempre acercaban un largo listado de productos.
La preparación llevaba su tiempo pocos insumo venían empaquetados,habia que hacerlo,para ello estaban la bolsitas de papel Kraft o el envoltorio con papel blanco para los alimentos mas delicadas y el mas ordinario para el resto que a su ves se sobre envolvía con el papel de diario.La concurrencia al almacén lo era para adquirir productos no habituales,fiambres,quesos,dulces,(estos últimos ubicados sobre mármol bajo campanas de cristal)bebidas espirituosas,golosinas,o el café,que en “La Despensa”, Don Antonio Flecha,lo molía en presencia del cliente y que ante el pedido de llevarse un kilo,Don Antonio,le decía “No,mire, yo le voy a dar un cuarto, así siempre tiene café fresco y con buen aroma”.
En una época en que las amas de casa tenían mucho para hacer dentro de ellas,el reparto era un servicio muy valorado,pero que imperceptiblemente poco a poco, uno a uno, primero el carnicero,que atendía sobre todo la periferia,en una época donde la carne de guardaba en la “fiambrera” como siempre colgada de la rama de algún árbol, después el panadero,que tenia un radio de acción mayor al del carnicero y luego seguiria el resto,llegaria a su fin y con ello el cambio de las costumbres, los productos dejarian de llegar a los domicilios,ahora había que ir a buscarlos. “Carne gordaaa”,recuerda a un antiguo vendedor callejero de carne,de los años treinta,cuyo nombre se ha perdido,de tanto vocear el producto todo el mundo termino por conocerlo como “Carne gorda”,sin duda se pensará que ese voceo y apodo hacían referencia a la carne gorda vacuna, no fue asi,el ofrecía carne gorda, sí,pero de “POTRANCA”.-

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