El Cebador de
mate
“Cuando no tengas
ni fe, ni yerba de ayer, secándose al sol...” Enrique Santos Discepolo (Yira
Yira )
Al contrario de las letras de Discepolo nuestro personaje era un hombre de
fe y nunca le faltaba yerba para secarla al sol, aunque no fuera la propia.
Chacra ,vacas lecheras, huerta ,cría aves etc.
no eran óbice para que llevara una vida en condiciones de mínima subsistencia alimentaria y material ,su delgadez extrema y
su vestimenta ,parecían hacerlo notar ,las malas lenguas decían por lo bajo que llevaba una vida
miserable.
En alguna oportunidad había recibido la
reprimenda de uno de sus hijos,”Usted no come huevos por no tirar la cascara”.
Supo de malestares físicos que no conforme con el diagnostico de médicos locales, recurrió a otros de localidades vecinas incluso consultando a un
curandero de fama, el diagnostico en todos los casos era coincidente: debía
alimentarse mejor.
A media mañana o por la tarde solía
concurrir a “La Perla” el negocio de Ramos Generales, por entonces en manos de
Rafael Rodriguez, para encontrarse con otros parroquianos. Un día le pidieron
que cebara mate iniciándose en una
rutina diaria que se mantuvo por un tiempo. Como allí yerba no faltaba, luego
de algunas rondas le pedían que cambiara la yerba al mate por lo que salía al
patio para vaciarlo, pero un día lo descubrieron vaciando el mate dentro del bolsillo de su
chaqueta que lo había preparado para tal fin. Don Rafael solía comentar
risueñamente ante algun ocasional visitante : “Ceba, toma mate, le pagamos diez centavos y por añadidura se
lleva la yerba a usada a su casa”.
Diez centavos no era gran cosa, pero
significaba el 50% de lo que gastaba diariamente en la carnicería, en la cual
siempre pedía “deme veinte de huesos”.
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