¡¡Guarda la Testa , Guarda la Gamba !!
Desde que pioneros como Martín
Adam se instalara con el rubro gastronomico y alojamiento-luego le seguirían
otros-la oferta no dejo de crecer, en la década de los años 40, el Hotel Internacional de Francisco Ratto
encabezaba la oferta, le seguían el Restaurant “Urrutia”, el Restaurant de
Molinari y el Hotel “El Descanso”, éste último sobre la ruta un tanto lejano
por entonces.
Los tres primeros tuvieron su
auge hasta fines de la década mencionada merced al movimiento que generaba el Ferrocarril ,el movimiento de
pasajeros,la manipulación de cargas ,los trabajadores golondrinas en épocas de
cosecha,la venida al pueblo de la gente
de campo-numerosa por entonces- los fines de semana y/o días festivos ,mientras “El Descanso” tenia
vida propia por ser parada de colectivos ,que en esa época se detenían el
tiempo suficiente para que los pasajeros y choferes pudieran almorzar , cenar.o
tomar un refrigerio.
Curiosamente en el
ambiente pueblerino los Hoteles eran nombrados como tales,
mientras que los Restaurantes eran Fondas, por lo cual era común que se hablara
de la Fonda de
Molinari o de la Fonda
de Urrutia.
Inicialmente ese vocablo era
usado en el Rio de la Plata
para referirse a un restaurante de menor categoría, generalmente pequeño y atendido por sus dueños, tal como
en realidad eran los nombrados.
Eran épocas de abundancia de
comensales ,pero con bolsillos mas bien flacos,por lo cual los menús corrientes
eran sencillos, sopa como primer plato
,a veces espesa con un buen contenido de verduras y en otras un caldo con el
clásico cabello de ángel, un segundo plato,bife a la plancha con ensalada, una
milanesa con puré o papas fritas,un plato de pastas y luego el postre,el
popular Vigilante ,bien argentino ,que no era otra cosa que la superposición de
una tajada de queso fresco con otra de dulce de membrillo o batata.Menús
sencillos que gustaron del paladar de algunos grandes por ejemplo Borges,que
gustaba de ir al Restaurante donde solía pedir bife con ensalada y el famoso
“queso y dulce” como postre .Luego podía completarse con el te o café, claro, a
veces sucedía ,según se cuenta que la moza de una de las fondas de nuestra
historia con menú y costo fijo pasara directamente del segundo plato al té o café ,suscitando la
protesta del ocasional comensal ,¿Cómo que te o café? ¡¡Yo vine a comer!!.
Por supuesto la opción de
platos mas elaborados estaba disponible
o donde el número de comensales estaba asegurado de antemano, regia la oferta
del plato del dia, que podía incluir hasta un puchero tradicional o un puchero de gallina, muy común en
esa época, hoy en el olvido.
Estos requerían mayor tiempo
de elaboración que los platos sencillos mencionados que pueden realizarse a pedido
y en pocos instantes.
Las cocinas de entonces eran
a leña,quien esto escribe pudo conocer las mismas, algunas tenían aspecto un tanto
lúgubre, por el negro de la cocina económica, las ollas y utensilios
tiznados y las paredes y cielorrasos ahumados, en semipenumbra por la falta de luz natural y
otras con amplios ventanales ,bien iluminadas mejor ordenadas impresionaban mucho mejor ,claro
que en una época, en la que lo que mas sobraba eran las moscas, sobre todo en verano y los medios para combatirlas estaban muy lejos
de ser los de la actualidad , uno no
sabe cual de las dos cocinas resolvía mejor el problema, si sabe y puede dar
cuenta que en la que impresionaba mejor, un emblematico cocinero gringo, preparaba milanesas en una oportunidad, maza de madera en mano iba
moldeando las fetas de carne,entre el revoloteo de una nube de moscas,
advirtiéndoles con su potente vozarrón ¡¡Guarda la Testa ,
Guarda la Gamba !!.¡Plaf.¡Plaf,¡Plaf, ¡¡Guarda la Testa , Guarda la Gamba !! ¡Plaf,¡Plaf, ¡¡Guarda.......!
¿Habrá caído alguna de ellas
bajo la maza? ¿Quien puede asegurar que si o que no? , poco importa,”Ojos que
no ven corazón que no siente“,dice el refranero popular.
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