LA CARNEADA

Uno de los acontecimientos de la vida pueblerina invernal de Chillar, que muchos hemos vivido en nuestra niñez, fue la carneada. Aunque  ella se niega a desaparecer y aún hoy hay quienes continúan con esta saludable tradición, ella  esta muy lejos tener la difusión y extensión que tenia por esos años,cuando prácticamente en cada vivienda,de la periferia cercana,no mas de dos o tres cuadras de la Plaza junto con el gallinero,estaba el chiquero que albergaba a un cerdo, qué había sido adquirido en alguna chacra cercana siendo un lechón,para ser criado y engordado para cuando llegara el invierno ser convertido en facturas, qué no era otra que  la fabricación casera de fiambres. Chorizos, salames, pancetas, quesos de chancho, morcillas, jamones, bondiolas, etc. integraban el lote de las exquisiteces caseras que, tras los terribles chillidos del pobre animal sacrificado, entregaba la labor familiar de cada invierno. Junio y julio eran los meses elegidos, hasta los primeros días de agosto,no más, periodo de frio, indispensable, seco si es posible, por que tanto la humedad como el calor son contraproducentes.
Pero el chancho y los fiambres no lo eran todo. Las tareas que demandaba la carneada lograban una comunión, impensada hoy, entre quienes participaban de ellas, generalmente los miembros de la familia dueña del animal y de los vecinos,que se acercaban a ayudar,era como una tradición., al final se terminaba compartiendo una comida todos juntos y luego, cuando les tocaba a ellos,el que había sido anfitrión  concurría  a colaborar con la carneada a la casa de  los demás vecinos,hasta que se recorría el barrio, podría decirse qué era más una fiesta comunitaria ,que un trabajo.
Esa interacción entre vecinos,que los habia de distintas nacionalidades.españoles,italianos,checos,alemanes,
,criollos, iba mas allá de la participación en las tareas propias de la carneada,se compartían las herramientas y enseres necesarios para ello,.así  cada uno se hacia presente con lo que tenia,la sierra,la embutidora,ollas etc. que complementaban las disponibilidades del dueño del chancho.Era éste quien por la mañana bien temprano,ponia manos a la obra en los preparativos previos,calentar el agua para pelar el chancho, preparar la mesa de trabajo donde seria colocado el chancho una vez  muerto,extraida la sangre y pelado.De manera que cuando llegaban los vecinos todo estaba listo para comenzar. Una vez pelado se lo colgaba, se abría, se sacaban todas las tripas, se lo cortaba  al medio y se dejaba  enfriar ,momento que se aprovechaba para compartir una colación.A renglón seguido se procedía a la lavar las tripas y los tripones mas gruesos para hacer los chorizos y salames y a preparar el corazón,los riñones,y parte de la cabeza para hacer las morcillas y el queso de chancho,para este ultimo se solía incluir el mondongo,tarea reservada para las mujeres,mientras los hombres se dedicaban a descuartizarlo.Mas tarde llegaba el turno de picar la carne que se hacia  todo con una máquina a mano. Después de picada venia el amasado de la mezcla, (carne, grasa, especias, vino etc.)  bien amasada, se la pasaba a como 10 veces. Completado el proceso se embutían y se ataban los chorizos , los salames y bondiolas , para luego colgarlos y cuidarlos.Generalmente se los colgaba a una altura media de la habitación para que tuvieran buena circulación de aire.
Luego seguían otras tareas como preparar la grasa derretida, que dejaban como saldo los chicharrones utilizados en la preparación de pan y tortas, salar las pancetas, preparar los jamones ,reservar los huesos para preparar gelatina,etc.Todo finalizaba con una comida compartida por todos los intervinientes, y en la cual se  acordaba donde seria la próxima cita, que no era mas que otra casa del vecindario donde se  volverían a repetir los ritos propios  de la carneada y luego a otra, hasta completar la ronda.
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1 comentario:

Ga dijo...

Excelente relato! estaria bueno agregar fotos aqui...los que vivimos carneadas sabemos que es un recuerdo que nunca se va. Felicitaciones por el Blog!! Desde Bariloche, Gabi Masson