Las desventuras de un peluquero..
Barberos,peluqueros,hoy coiffeurs o estilistas.Los tiempos y modas cambian,la esencia del peluquero permanece.Eran tiempos en que la atención de la barba,sea para afeitarla o emprolijarla les insumia más tiempo que las cuestiones del cabello en sí. “Pelo y barba”,era la solicitud mas común del cliente,salvo en la cita obligada de los días sábados, los compromisos sociales obligaban a ello.Era el día de mayor actividad , el horario se extendía hasta bien entrada la noche, ahí todo era “pelusa y barba”. Ésta, previo uso del fomento,tohalla húmeda y caliente,para expandir los poros antes de aplicar,la brocha y la espuma,para luego sí,realizar la afeitada ,navaja mediante,previa su asentada en cuero. Una vez completada la afeitada, se retiraban los restos de la espuma con agua agua fría así los poros se volvían a cerrar y luego la aplicación de un astringente: la barra de “alumbre” sobre la piel daba el toque final.El peinado a la “cachetada” ,con la Gomina “Brancato” o la “Glostora”,completaban la labor del peluquero, quién poniendo al cliente frente la espejo esperaba el visto bueno y la satisfacción del cliente.Por cierto el peluquero no era ajeno a los acontecimientos pueblerinos.Ellos mismos supieron alimentar las habladurías cotidianas,como cuando el “chueco”,dejo la peluquería sin aviso y desapareció sin dejar rastros, llevándose a la bellísima mujer e hijos del “gallego”,dejando a éste cavilando entre lienzos de lana y cueros vacunos,que había ido a retirar a un campo cercano a 16 de Julio con su camión Ford “A” para encontrarse a su regreso con la mala nueva o cuando el “pelado” ,vestido de Adán y con sus ropas en la mano fue visto correr por Belgrano, en dirección a la Plazoleta,perseguido por el “Timbero”,que lo había sorprendido mimando a su media naranja un día en que su bolsillo flaqueó y el fin de la nocturna partida de póquer en el “Club Social” adelantó su regreso a casa.Tambien fueron protagonistas involuntarios de otros hechos.La peluquería era la caja de resonancia de los acontecimientos de la época, la Guerra europea estaba en pleno desarrollo,sus ecos estaban presentes en nuestro pais,a través de las discusiones ideológicas entre intelectuales o dialéctica verbal entre el común de las gentes,muchos de ellos provenientes de los países involucrados.Las simpatías germanófilas eran casi mayoría y se estaba haciendo carne que la victoria se inclinaba hacia la Alemania hitleriana.Razones no faltaban,la guerra contra Rusia no había comenzado y el dominio alemán sobre el resto de Europa era casi total.Esa discusión entre simpatizantes de la Alemania hitleriana y de quienes estaban en las antípodas había llegado a la peluquería de Roncatti,al lado de la N° 8,quién hacia las veces de moderador,entre un germanófilo a quien estaba atendiendo y un cliente que provenía de un pais,que estaba bajo el protectorado germano. Asi,las condiciones para la discusión estaban dadas, sólo la ensoberbecida actitud del germanófilo, alimentada de las resonantes victorias alemanas, parecían llevar la discusión a un final indeseado.Eso había sido percibido por Roncatti,que trataba de apaciguar a los contendientes,sin embargo la verborragia del germanófilo pudo más, al poner sobre el tapete la supuesta superioridad del hombre alemán sobre el resto y, la manifestación de que en la guerra por “cada alemán hacían falta diez de los otros...”,fue la gota que rebalso el vaso al tocar las fibras íntimas del centroeuropeo,que en un santiamén, tomó el banco de madera maciza de asiento redondo,que tenia a su lado,lo levantó,mientras vociferaba ¡¡ Yoo, le voy a enseñar que con uno solo bastaa...!! y en vano fueron los esfuerzos de Roncatti,que apenas pudo desviar la dirección del impacto,la cabeza del germanófilo sufrió un fuerte golpe en su cuero cabelludo, provocándole un herida sangrante,afortunadamente de menor importancia,a lo que inicialmente parecía y que, con aplicaciones de ajenjo y un vendaje con toallas destinadas a los fomentos, permitió que el germanófilo,con su orgullo y sus aires de superioridad venidos a menos se retirara momento después, con la cabeza vendada y gacha y el cabello a medio cortar.Terminaba asi,un día negro para Don Roncatti y, no seria el único.-
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario