Eran los tiempos iniciales de las carreras de los Ford T semipreparados,preparados artesanalmente y con los medios disponibles, qué, eran mas bien escasos, en los talleres de la Localidad, Juan Silvagni,pionero, tenia el suyo,”Pocholo” Cristino,(Foto,"Pocholo" Cristino,primero de la Izq y el Ford "T" de Titina Zabalsa)preparaba en su taller el Ford T de “Titina” Zabalsa y Leandro Ragher(Rayer) hacia lo propio con el suyo en su taller.
Salvo el primero,que era un personaje mas bien solitario,los restantes talleres,sin horarios fijos de apertura o de cierre, tenían nutrida concurrencia a toda hora,la mayoría a curiosear y de paso a comentar la actualidad,mientras el mate circulaba de mano en mano,sin detenerse nunca, salvo al momento de algún aperitivo o del “churrasquito” nocturno, qué, era el momento dedicado al auto de carrera, mientras que en la horas diurnas,se realizaban las tareas habituales de todo taller mecánico de entonces,en los cuales, un vehículo que ingresaba, podía tener una intervención menor,carburacion,encendido,reparar algún elástico,frenos,reemplazar algún
casquillo de biela, cambiar una junta de la tapa o llegar hasta el desarme total de motor, para ajustarlo a nuevo y/o también desmontar la carrocería, dejar el chasis limpio,para luego rearmar todo y finalizar con la pintura.
Ragher,,tenia su taller frente a la entrada de la cancha de Independiente, mecánica general y como anexo afilado de discos de arados,preparaba su Ford T,con la colaboración de Pedro Barriola y Alfredo Melchior,(concuñados)quienes habían instalado hacia poco un Taller Mecánico llamado entonces “San Cristóbal” (Hoy Taller Luciano),ambos solían concurrir por las noches y fue en una de ellas, que Ragher se dispuso a soldar con la Autógena un conducto de admisión que había fabricado para su Ford T.La Autógena de entonces,necesitaba de la provisión de Carburo de Calcio,que venia en tambores de 20 kilos,cuyas piedras irregulares en forma y tamaño,se colocaban en el gasógeno, dónde por la acción del agua generaba el acetileno que combinado con el oxigeno alimentaba al soplete(hoy la tarea se ve facilitada por la provisión de acetileno en tubos, lo cual elimino el uso del gasógeno),dado que la tarea le iba a insumir bastante tiempo, buscó ponerse cómodo y para ello, tomó un recipiente de carburo vacío para utilizarlo como asiento y se dispuso a soldar cómodamente, en eso estaba, mientras los demás realizaban otras tareas, cuándo una intensa explosión sacude al Taller y a los presentes,todas las miradas se dirigen al soldador,y éste,de contextura física corpulenta, estaba de pie, con los antiparras colocados,con el alambre de fardo en una mano y el soplete en la otra, piernas abiertas,con la mirada perdida,sin entender lo sucedido, el tacho había desaparecido y sus pantalones rasgados, dejando al descubierto sus piernas.Pasado el primer momento de estupor y, al no haber secuelas físicas importantes,mas alla de algunas escoriaciones en las piernas,surge expontaneamente un coro de risotadas incontenibles.
Ahí Ragher,recuerda,que sin querer se había sentado sobre una bomba de tiempo, pocas horas antes había colocado sobre el recipiente una tapa de cilindros con agua para verificar si tenia pérdidas y parte del agua había ingresado al interior del recipiente, y tomado contacto con los restos de carburo,algo que no hubiera pasado a mayores,si no fuera, por que Rayer al sentarse encima,con su peso había cerrado herméticamente la tapa y así, el gas generado interiormente levantó suficiente presión como para producir una explosion,rasgar la chapa como si fuese papel y levantar sus mas de 90 kilos de peso un metro por encima ,hasta caer parado.Todo no paso de una risueña anécdota, que seria comentada y recordada por mucho tiempo.-
El auto de Carrera de Ragher |
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