El Suicida
Todos conocen la peligrosidad de la estricnina, letal veneno, tanto para animales, como para personas. Décadas atrás era sencillo conseguirla, bastaba concurrir a la Farmacia y allí, sin muchas preguntas, se le vendía a quien la solicitara.Es posible que entonces, no todos tuvieran conciencia de su poder letal, si hasta hubo un vecino, qué,risueñamente, solía utilizarla como hormiguicida,esparciendola con las manos.Asi que, cuando Don Pedro(nombre ficticio, pero la persona es real),concurrió a la Farmacia Gonzales y, luego de los saludos de rigor y de los comentarios de actualidad,propio de dos personas de trato frecuente, le pidió unos gramos de estricnina, el farmacéutico, bajó uno de los tantos frascos color caramelo que ocupaban las vitrinas del local,se dirigió a la trastienda para,instantes después,regresar con el sobrecito,para entregarselo a Don Pedro,no sin antes recitarle todas las precauciones sobre su uso y peligrosidad.Dn Pedro, pagó y se despidió como de costumbre, dirigiéndose a su domicilio, internándose en la habitación que poseía en casa de una hija suya.Cerró la puerta con llave y se dispuso a cumplir con su Plan, largamente meditado,se puso a escribir una carta donde explicaba los motivos del acto que momento después iba a ejecutar,la puso en un sobre, lo cerró, tomó la estricnina, la colocó en un vaso,le puso vino, tomó una silla,la ubicó en el centro de la habitación, una vez cómodamente sentado, sorbió la bebida y se dispuso a esperar lo inevitable: la muerte.-Al cabo de un tiempo, la hija escucha estridentes gritos lanzados con desesperación, concurre rapidamente;pero,como no puede abrir la puerta,sale en busca de auxilio,logran abrirla y ahí estaba Don Pedro sentado en la silla, enchastrado,se había hecho sus necesidades encima,nadie entendía los que había pasado.-
¿Qué había sucedido? Que el farmacéutico, había escuchado a Don Pedro mencionar el deseo,sin mucha convicción, de quitarse la vida, nunca le había dado mayor importancia, puesto que era una persona que gozaba de buena salud,salvo el dolorcito en el pecho de tanto en tanto,que Don Pedro comentaba,agregando, “pero me tomo un vasito de vino y santo remedio”,ademas gozaba de un comodo pasar y era mimado por su hija.Ese dia, ante el inusual pedido, el farmaceutico,
resolvió darle una leccion, preparándole un purgante fulminante y así fué, pues Don Pedro, pasado el vergonzoso momento, (el contenido de la carta, quedó revelado) se aferró a la vida por el resto de su días.-
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